Por: José Osbaldo García Muñoz
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Cortesía: Gráfica Maya |
Desde
el pasado 5 de julio del presente año, el colectivo multicultural de artistas
Gráfica Maya fue notificado para desocupar el espacio que ocupa en el Centro
Cultural “El Carmen” de la ciudad de San Cristóbal de las Casas. Esto, por
órdenes del secretario de administración como parte de los supuestos trabajos
de reubicación de oficinas del ayuntamiento en turno, sin tomar en cuenta los
aportes que han hecho a la comunidad los artistas que continuamente convergen
en ese lugar.
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Cortesía: Gráfica Maya |
Pese a que las autoridades municipales puedan tener
razones “bien fundadas”, el desalojo es señal de una decadencia anunciada que
se convierte en un atentado contra el derecho a la libertad de expresión y
asociación de un grupo intelectual y artísticamente productivo, el cual realiza
un trabajo de gestión, creación, promoción y difusión cultural a nivel
internacional, en tanto representa parte importante de la cultura de los
pueblos originarios de Chiapas al tener entre sus miembros a tzeltales, tzotziles,
mames, zoques, entre otros, sin que esto le cueste un solo peso al gobierno
local y estatal. Si bien la burocracia es importante para las instituciones gubernamentales,
también lo debe ser la atención y apoyo que merecen aquellos a quienes sirve:
“que la sociedad cobre sentido por medio de la voluntad de las personas y no
que las personas obtengan su sentido del servicio que prestan a una voluntad
común, de la que son portavoces irrevocables unos pocos predestinados”, escribe
Fernando Savater.
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Cortesía: Gráfica Maya |
A seis años de su fundación, Gráfica Maya se ha
convertido en un referente de las formas diversas en que se puede reflexionar
el tema de lo “indígena” y las expresiones culturales y sociales como
traducción contemporánea del mundo. A partir de su nacimiento (2007), el haber
generado un campo heterogéneo de coincidencias intelectuales y creativas multiculturales,
ha permitido la disminución de las distancias en eso que los antropólogos
llaman “la otredad”. En su peregrinaje de seis años, han desfilado pensadores
de diversas disciplinas, así como artistas y defensores sociales o personas —de
distintas nacionalidades— que sólo buscaban un espacio para dialogar. Pero este
sencillo principio innovador, el “Diálogo”, ha sido factor para la discusión
frontal y polifónica de la situación compleja y dinámica en que vive la
sociedad actual. De alguna manera, bajo el principio electivo del “hacer-pensar
dialógico” para “ser” y “transformar” colectivamente, quedó relegado el
carácter individualista, etnocéntrico, materialista y racista que expone el
actual sistema-mundo de Wallerstein.
Por tal razón, cerrarle el paso a los grupos de
artistas que enriquecen el panorama cultural de la otrora llamada “Ciudad
Real”, sólo es síntoma de una incapacidad para dimensionar la problemática social
y el interés de la sociedad chiapaneca. Esperamos que el presidente municipal y
gobernador del estado tomen cartas en el asunto, evitando que se cometa tal
atropello.